En un giro radical en las políticas migratorias de Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump ha autorizado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) a realizar operativos en lugares previamente considerados sensibles, como iglesias y escuelas. La medida fue anunciada este martes, apenas un día después de la toma de posesión de Trump como presidente.
"Los criminales ya no podrán esconderse en las escuelas e iglesias de Estados Unidos para evitar ser arrestados. La Administración Trump no les atará las manos a nuestras valientes fuerzas del orden y, en cambio, confía en que utilicen el sentido común", se lee en un comunicado oficial emitido por el gobierno.
El zar fronterizo, Tom Homan, confirmó en entrevistas con CNN y Fox News que las redadas ya están en marcha en varias localidades del país. Aunque no se especificaron los puntos exactos de los operativos, Homan subrayó que el enfoque principal estará en migrantes con antecedentes penales. Sin embargo, advirtió que cualquier persona que se encuentre en el país de manera irregular podría ser arrestada.
Estas medidas han desatado una ola de preocupación entre organizaciones defensoras de derechos humanos y comunidades migrantes. Activistas advierten que la nueva política podría afectar severamente a familias y sectores vulnerables, al tiempo que aumenta el temor y la incertidumbre en comunidades inmigrantes en todo el país.
Por su parte, grupos religiosos y educativos también han expresado su rechazo a estas acciones, destacando que lugares como iglesias y escuelas han sido históricamente considerados espacios de refugio. Líderes comunitarios han llamado a movilizaciones y manifestaciones pacíficas para expresar su oposición a estas políticas migratorias, calificándolas como una amenaza a los derechos fundamentales.
Con este drástico cambio en las políticas de inmigración, el gobierno de Trump envía un mensaje claro de que no habrá tregua para los migrantes indocumentados en Estados Unidos.