Hermosillo, Sonora.-
La falta de lluvias en los últimos años ha generado un panorama preocupante en Sonora, donde el 87% del territorio enfrenta algún grado de sequía. Este fenómeno ha agravado la disponibilidad de recursos hídricos, afectando no solo el consumo humano, sino también actividades primarias como la ganadería y la agricultura.
Un escenario crítico
El investigador del Colegio de Sonora, Nicolás Pineda Pablos, alertó sobre la sequía prolongada que afecta a la región desde 1994. Según sus declaraciones, 19 de los últimos 30 años han registrado precipitaciones por debajo del promedio en el sur de Arizona y el norte de Sonora.
En Hermosillo, por ejemplo, el promedio anual de lluvias debería ser de 330 milímetros. Sin embargo, en 2023 apenas se registraron 178 milímetros, convirtiéndose en el año más seco desde 1960. Aunque en 2024 las precipitaciones aumentaron a 218 milímetros, esta cifra sigue siendo insuficiente para recargar presas, acuíferos y humedecer los suelos.
Impactos alarmantes
La sequía ha provocado la muerte de ganado y una caída significativa en las cosechas. Además, según Pineda Pablos, el déficit hídrico hace que la vegetación silvestre y los pastizales sean más propensos a incendios durante el verano.
El especialista advirtió que los niveles actuales de las presas y pozos son extremadamente bajos, lo que podría derivar en problemas severos de abastecimiento para mayo o incluso abril. “Me preocupa que en Hermosillo se puedan secar los pozos, como ya sucedió con las presas”, señaló.
Pronósticos y medidas urgentes
Pineda Pablos mencionó que está a la espera de los estudios realizados en Arizona sobre los efectos de fenómenos climáticos como El Niño y La Niña, que podrían influir en las precipitaciones de la región. Sin embargo, destacó que los antecedentes indican un panorama desfavorable.
Ante este escenario, el investigador y miembro de la Mesa de Análisis de Agua de Hermosillo, ¿Cómo Vamos?, instó a la población y a las autoridades a tomar medidas urgentes para cuidar los recursos disponibles y planificar estrategias de manejo sostenible.
“Es fundamental que no demos por sentado que las lluvias abundantes llegarán en julio. Es necesario ser conscientes de la gravedad del problema y actuar con responsabilidad para evitar una crisis hídrica mayor”, concluyó.
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