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RITUALES Y TRADICIONES DE SEMANA SANTA: UNA COSTUMBRE QUE SE MANTIENE VIVA EN SONORA


A pesar de los altibajos que causó la pandemia de Covid-19, la prioridad que se le ha dado a los destinos turísticos y a la economía, los rituales que se realizan en las diferentes parroquias aún conservan a sus asistentes.


Para quienes profesan la fe, los próximos días se entienden como sagrados o santos, ya que se recuerdan los últimos días de Cristo hasta su crucifixión, así lo menciona el padre Joaquín Alberto Santillánez López, coordinador diocesano de la Pastoral de la Comunicación en la Arquidiócesis de Hermosillo.


Sin embargo, en Sonora esta celebración conlleva un doble misticismo, por decirlo de alguna manera, al conjuntarse los ritos y actividades de las iglesias y parroquias católicas, con la forma en que la etnia Yaqui realiza sus propias representaciones.


“Hay un gran número de personas que acuden a las ramadas con las manifestaciones de los fariseos, son otro tipo de manifestación, que en principio fueron dando respuesta a la fe que recibieron (los yaquis) desde la evangelización”, expuso el padre Joaquín.


Una devoción que perdura

Pese a la modernidad y los cambios sociales actuales, la celebración Yaqui de Semana Santa mantiene esa imagen que impone, que atrapa y que invita a la reflexión, no sólo de los participantes de cada ceremonia, sino de todo aquel que es testigo de ella, más aún cuando se trata de una primera vez.


Para Manuel Rentería Jaques, capitán primero y organizador de las fiestas de Semana Santa en el Coloso Alto, en la capital sonorense el interés de la ciudadanía por conocer este tipo de tradiciones de la etnia se mantiene vigente, y año con año acuden hasta el lugar donde llevan a cabo todas las celebraciones.



“Sí, todavía tiene esa inquietud la gente, de conocer; la mayoría pregunta sobre las ceremonias que hacemos, desde lo que es la palma, ¿por qué la hacemos?, ¿qué significa?; luego las procesiones, ¿por qué hay procesiones y hay Conti?; luego el miércoles de tinieblas, ¿por qué celebramos las tinieblas?


Todas esas preguntas, la gente tiene esa inquietud, la ciudadanía, de ir a preguntar y se les dan las repuestas cuando acuden a nosotros para saber qué significa la ceremonia que se está llevando a cabo”, explicó.


Rentería Jaques dijo que es bueno que la ciudad se interese por las actividades y que pregunten, porque de esta manera tienen la posibilidad de aprender sobre todo aquello que desconocen. Así mismo, refirió que la afluencia de visitantes se puede observar cada fin de semana durante toda la cuaresma, pues son los días que suelen realizar actividades.


“La ciudadanía participa los fines de semana, va a visitarnos desde el viernes en adelante, más ahorita que ya vamos a empezar con la semana grande. Van y presencian ahí, y les gusta estar ahí y ver lo que hacemos, las ceremonias que hacemos”, dijo.


No sólo es el viacrucis

Por su parte, el padre Joaquín Santillánez menciona que en las 67 parroquias pertenecientes a la Arquidiócesis se ve a un gran número de asistentes y participantes durante la Semana Santa, especialmente en los días de jueves santo a domingo de resurrección.


“Es una fe todavía ferviente en las diferentes comunidades. Mucha gente participa en su parroquia, en su comunidad que le queda más cercana, donde comúnmente asisten a misa; sí vemos los templos llenos en esas fechas, al menos más que en otros días”, apuntó.


A pesar de ello, dijo, el viernes santo suelen ocurrir dos situaciones. La primera es que muchos feligreses optan por salir de la ciudad, ya sea a la playa o al campo, a visitar familiares, etc., cosa que puede reducir un poco el número de asistentes a las iglesias. Mientras que la segunda es que, en algunos casos, hay cierta confusión con las celebraciones que se llevan a cabo ese día.


“Creo que donde siempre queda la confusión es en el viernes santo; mucha gente asiste al viacrucis, pero propiamente a lo que es la celebración y dan por hecho que sólo era eso, y no continúan en las otras celebraciones”, expresó.


Recordó que, normalmente las comunidades parroquiales realizan la representación del viacrucis por la mañana, antes que las condiciones climáticas de la región sean más extremas, sin embargo, aunque suele haber un gran número de participantes, muchos de ellos no se quedan al siguiente acto litúrgico que sucede al interior del templo, ni regresa por la noche para la siguiente ceremonia.


“El viernes santo es un acto litúrgico y varios de piedad. El acto litúrgico es la celebración de la pasión, al interior del templo, y por la noche se hace el pésame, o el acompañamiento a la santísima Virgen María, por la muerte de su hijo”, comentó.


Un camino que muchos quieren recorrer

Mientras que en las comunidades parroquiales son los jóvenes quienes suelen mostrar más interés por ser partícipes de las actividades de Semana Santa, más específicamente del viacrucis, en las comunidades yaquis son éstos mismos quienes también buscan formar parte de las ceremonias sagradas, incluso desde muy pequeños.


El capitán primero, quien también funge como gobernador de la etnia en la capital sonorense, comentó que cada año los más pequeños buscan cómo integrarse a los rituales y sueñan con llegar a ser fariseos.


“Cada año se hace más grande el número de personal que llega de muchachos que tienen esa inquietud, ahí empieza la inquietud desde niños, cuando empiezan a salir, a presentarse como cabitos", señaló.


"Ahí se van capacitando de acuerdo a los años, hasta que ya llegan a una edad, de los 16 en adelante, es cuando se les da la oportunidad de salir con su Sewa, la flor que le llamamos, y así pueden participar en lo que nosotros hacemos como comunidad por la cuaresma”.


Apuntó que desde los 7 años ya pueden ser admitidos los menores para que comiencen con su preparación, y cada uno elige la forma en que quiere participar, pues tienen varias opciones.


“Los niños pueden participar a partir de los 7 años en adelante, ahí ya pueden recibir capacitación, dependiendo lo que ellos quieran salir, hay niños que quieren ser cabos y otros que quieren salir de angelitos. A los 16 ya tienen cierta maduración que les permite realizar ya los rituales grandes, como fariseos, y para esa edad, si estuvieron presentes desde chiquitos, pues ya han tenido una buena preparación”, dijo.


Manuel Rentería puntualizó que es bueno que lo más pequeños se involucren, pues es importante mantener vivas las tradiciones y que no se pierdan entre la modernidad.

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