PEDRO INFANTE: A 68 AÑOS DE LA TRÁGICA MUERTE DEL ÍDOLO DE MÉXICO

Ciudad de México.-

Un 15 de abril, pero de 1957, el cine y la música mexicana se vistieron de luto tras la repentina muerte de Pedro Infante, uno de los más grandes ídolos del país. Actor, cantante y también piloto, Infante perdió la vida cuando la aeronave que piloteaba se desplomó poco después de despegar de Mérida, Yucatán, rumbo a la Ciudad de México.

El avión, que transportaba un cargamento de pescado, se estrelló en el patio de una vivienda, causando un incendio en el que murieron calcinados Infante y los otros dos tripulantes. La tragedia conmocionó al país entero y marcó el fin de una era dorada del espectáculo nacional.

Pedro Infante ya había sobrevivido a dos accidentes aéreos previos, uno de los cuales le dejó como secuela una placa de metal en el cráneo. Pese a ello, su pasión por volar no disminuyó, y su licencia de piloto había sido renovada apenas unos días antes del accidente fatal.

La noticia de su muerte generó una ola de tristeza sin precedentes. En su casa en Mérida, miles de personas se congregaron para darle el último adiós, generando tumultos en su velorio. Al llegar su cuerpo a la Ciudad de México, la capital se volcó en muestras de afecto y dolor: calles llenas, guardias de honor improvisadas y lágrimas de fans de todas las edades.

Pedro Infante dejó un legado imborrable: participó en más de 50 películas y grabó más de 300 canciones, consolidándose como un referente de la Época de Oro del cine mexicano. A su muerte, tres de sus películas aún no habían sido estrenadas: Pablo y Carolina, Tizoc y Escuela de rateros. A pesar de su ausencia física, estos filmes fueron recibidos con entusiasmo y permanecieron varias semanas en cartelera, impulsadas por el cariño del público.

Hoy, a 68 años de su partida, el recuerdo de Pedro Infante sigue más vivo que nunca en el corazón de México, como símbolo de una época entrañable y de un talento que trascendió generaciones.