Los bastones de caramelo, conocidos en inglés como candy canes, son más que una golosina navideña: representan una tradición cargada de simbolismo cristiano que ha trascendido generaciones.
Un diseño con mensaje religioso
El diseño característico de los bastones de caramelo tiene un propósito espiritual. Según interpretaciones religiosas, el color blanco representa la pureza de Jesucristo o de la Virgen María, mientras que las líneas rojas en espiral evocan la sangre que Cristo derramó por la redención de los pecados de la humanidad.
Además, su forma curva es un reflejo del cayado del Buen Pastor, que guía y protege a sus ovejas, o bien, una "J" invertida que alude al nombre de Jesús.
Un dulce con propósito evangelizador
La historia de los candy canes se remonta al siglo XVIII en la Catedral de Colonia, Alemania. Según la leyenda, el maestro de coro encargó caramelos con forma de bastón para mantener tranquilos a los niños durante las ceremonias navideñas, mientras les enseñaba sobre el papel de los pastores en el nacimiento de Jesús.
La expansión de una tradición
A finales del siglo XIX, los bastones de caramelo llegaron a Estados Unidos y se popularizaron rápidamente gracias a su asociación con la Navidad. Sin embargo, la forma curva de los caramelos planteaba un desafío en su producción, ya que debía moldearse manualmente.
Este obstáculo fue superado gracias al sacerdote católico Gregory Harding Keller, quien inventó una máquina para automatizar el doblado de los bastones, facilitando su fabricación en masa y consolidándolos como un ícono navideño.
Un legado que perdura
Hoy en día, los bastones de caramelo son un elemento infaltable en la temporada navideña, tanto como golosina para niños y adultos como decoración en árboles, coronas y hogares. Aunque existen variaciones en sabores y colores, el simbolismo cristiano del candy cane sigue vigente, recordando el mensaje de amor, guía y redención que inspira la Navidad.
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