Antes, a principios del siglo pasado, en lo que fueron los primeros edificios de la ciudad, se encontraba un convento de monjas. En ese lugar se albergaba a las mujeres con embarazos no deseados, para que se convirtieran, con el tiempo, en monjas, aunque nunca más se volviera a saber de ellas.
Con el paso de los años, cuando se remodelaron esas instalaciones, y ya que el convento no existía ahí, tumbaron paredes muy gruesas. Para sorpresa de los pobres trabajadores, ¡encontraron esqueletos de recién nacidos! Se dice que las monjas los emparedaban para que no se supieran de ellos, ya que, según ellas, eran hijos no deseados por Dios.
En ese lugar también había túneles extensos que llegaban hasta la Catedral Metropolitana de Hermosillo. Esos pasajes fueron sellados y nunca se quiso informar a los ciudadanos sobre ellos.
La gente cuenta que por la calle Serdán a todas horas se siente un ambiente muy extraño, pero que en la noche incluso se escuchan gemidos, gritos o se ve gente muy extraña caminando sola por ahí. Algunas son mujeres embarazadas que recorren el centro de la ciudad de noche. ¡Cualquier vecino sabe que eso es muy peligroso! Se dice que son las ánimas de las mujeres que murieron en ese sitio y que los gritos son de los bebés asesinados entre las paredes del convento.
Así que nunca pases por ahí de noche, porque no se sabe cuándo los espíritus dejarán de sólo caminar y comenzarán a tomar venganza.
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