El papel picado es uno de los elementos más coloridos y esenciales en las ofrendas del Día de Muertos. Su función no es solo decorativa, sino que representa el viento, uno de los cuatro elementos de la naturaleza presentes en el altar, junto con el fuego (las velas), la tierra (alimentos y aserrín) y el agua. Además, sirve como un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Su origen se remonta al siglo XIX, cuando el papel de china comenzó a llegar de Asia a México, y fue en Puebla, particularmente en Huixcolotla, donde los campesinos adoptaron esta técnica para crear figuras decorativas.
A lo largo del tiempo, este arte se consolidó en lo que hoy conocemos como papel picado, un elemento cultural que se ha vuelto indispensable en las celebraciones de Día de Muertos y otras festividades mexicanas.
Cada color del papel picado en el altar tiene un significado particular, honrando a diferentes grupos de difuntos y reflejando la rica tradición mexicana. Por ejemplo:
Blanco representa la pureza de los niños fallecidos.
Negro simboliza el inframundo.
Naranja denota luto y respeto, ayudando a los difuntos a ver el altar.
Morado asocia el altar a la iglesia católica.
Azul rinde homenaje a quienes fallecieron por causas relacionadas con el agua.
Rojo honra a mujeres que murieron en parto y a hombres caídos en combate.
Verde representa la juventud de los muertos jóvenes.
Amarillo celebra a los difuntos de edad avanzada.
Rosa refleja a México y sus tradiciones.
Este arte popular, que combina la habilidad manual con un simbolismo profundo, es una expresión de respeto y tributo hacia los seres queridos que ya no están. En cada altar, el papel picado conecta el pasado, el presente y la memoria, celebrando la vida y la tradición.
Comments