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Álamos, Sonora.-
Situado en el corazón del pueblo mágico de Álamos, el Callejón del Beso es uno de los sitios históricos más populares del estado, visitado anualmente por cientos de miles de personas que, con sus parejas, buscan rendirle honor a su nombre.
“En las últimas décadas se pueden encontrar muchas historias de amor en torno a ese lugar”, señaló en entrevista Juan Carlos Holguín, cronista municipal de Álamos.
La leyenda original, similar a la de Guanajuato y de origen shakesperiano, cuenta que dos jóvenes enamorados no podían vivir su romance debido a la oposición de sus familias, por lo que se besaban a través de los balcones divididos por el estrecho callejón. Este acto dio paso al nombre que hoy lo distingue.
Es común ver a parejas tomándose fotos en el lugar mientras comparten un beso, e incluso hay quienes aprovechan la atmósfera romántica para proponer matrimonio. El Callejón del Beso se ha convertido en uno de los más famosos del norte del país, atrayendo tanto a turistas como a locales.
Los primeros años del Callejón
En sus inicios, esta vía era conocida como el Callejón Angosto, y aún hay habitantes de mayor edad que lo llaman de esta manera. Otros registros indican que también fue nombrado Callejón Martín Garatuza, en honor al personaje del siglo XVII que se dedicaba a desafiar a la Inquisición con acciones al estilo de Robin Hood, disfrazándose de clérigo.
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A mediados del siglo XX, el callejón comenzó a ser llamado Callejón del Beso debido a la popularidad de su homónimo en Guanajuato y a las similitudes entre ambos: la estrechez de sus caminos, los balcones cercanos y las altas paredes coloniales que los rodean.
Un callejón con historia y tradición
De acuerdo con Holguín, el Callejón del Beso es uno de los pocos pasajes que sobrevivieron a una ordenanza de 1753 impuesta por José Rafael Rodríguez Gallardo, visitador de la Nueva España en Álamos. En ese entonces, se ordenó la eliminación de callejones angostos debido a problemas de higiene, ya que se habían convertido en focos de infección por la acumulación de basura, agua estancada y la presencia de personas indigentes.
“Está documentado que se dio la instrucción de construir las casas del centro pared con pared y que solo quedaran las calles principales. Este fue el único callejón que sobrevivió desde 1753”, explicó Holguín.
El callejón también resalta por su característico empedrado colonial, con piedras planas en la parte superior, un detalle que se puede observar en fotografías antiguas de principios del siglo pasado.
Gracias a su historia y significado, el Callejón del Beso de Álamos sigue siendo un sitio emblemático para los enamorados y un tesoro cultural que mantiene viva la esencia colonial de la región.
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