Nogales, Sonora.-
Desde el mediodía de ayer, más de 200 migrantes de diferentes nacionalidades fueron deportados desde Estados Unidos hacia México, a través de la garita Dennis DeConcini, en la frontera con Nogales, Sonora.
Una llegada marcada por las bajas temperaturas
Las deportaciones comenzaron desde tempranas horas del miércoles, cuando el termómetro registraba una temperatura gélida de -4 grados centígrados. Camiones cargados de migrantes, deportados por la administración del presidente estadounidense Donald Trump, arribaron al municipio fronterizo.
Por varias horas, los deportados permanecieron en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM), en la Puerta de México, mientras aguardaban su traslado o decidían sus próximos pasos.
El albergue San Juan Bosco, una esperanza desbordada
Hacia las 16:00 horas, los primeros grupos fueron llevados al albergue San Juan Bosco, reconocido en la ciudad por brindar refugio a los migrantes en tránsito. Sin embargo, la capacidad del albergue, diseñada para recibir a 150 personas, ya estaba al límite, pues el flujo de migrantes superaba las 400 personas.
En el albergue, los rostros de los recién llegados reflejaban tristeza y desconcierto. Mientras algunos trataban de hacer llamadas para contactar a familiares o buscar transporte hacia Hermosillo, otros se mostraban perdidos, sin un plan ni recursos económicos para seguir adelante.
"No sabemos qué va a pasar, no tenemos dinero para movernos. Solo queremos encontrar la forma de estar con nuestra familia", compartió un migrante hondureño, con la mirada fija en el suelo.
Testimonios de un sistema saturado
Muchos de los deportados afirmaron que los centros de detención en Estados Unidos están saturados, lo que podría explicar la rapidez con la que se realizaron las expulsiones.
Algunos migrantes decidieron no quedarse en el albergue San Juan Bosco, prefiriendo continuar su camino por cuenta propia, a pesar de las bajas temperaturas y la falta de recursos.
Una crisis latente
La directora del albergue, preocupada por la afluencia de deportados, señaló que, si las deportaciones continúan con la misma intensidad, la capacidad del refugio será rebasada en muy poco tiempo.
Nogales enfrenta, una vez más, los retos humanitarios de ser un punto clave en la frontera México-Estados Unidos. La llegada masiva de migrantes pone a prueba la capacidad de las autoridades locales y las organizaciones civiles para atender a quienes han sido despojados de su oportunidad de permanecer en suelo estadounidense.
Mientras las deportaciones avanzan, la incertidumbre y el frío siguen siendo los compañeros más cercanos de cientos de migrantes en su travesía hacia un futuro incierto.
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